Yo capitalismo, y mis mejores amigos (la avaricia, el interés y la usura). Parte II

Difunde cultura

Las diversas acepciones que la Real Academia Española asigna a la voz “usura” en su Diccionario de la Lengua Española” insinúan su polisemia histórica:
“Usura. (Del lat. Usura).

  1. f. Interés que se lleva por el dinero o el género en el contrato de mutuo o préstamo.
  2. f. Este mismo contrato.
  3. f. Interés excesivo en un préstamo.
  4. f. Ganancia, fruto, utilidad o aumento que se saca de algo, especialmente cuando es excesivo”.

Real Academia Española, 2012

Es tan interesante como imprescindible comprender la naturaleza del dinero para poder forjar un juicio crítico respecto al tratamiento que recibe éste desde la antiguedad, según William Dempsey (renombrado teólogo y economista estadounidense 1903-1960) afirmaba que el dinero en si mismo se considera estéril, es decir, no es un bien productivo. En el mismo sentido otros pensadores contemporáneos como el economista e historiador noruego Odd Langholm afirmaba: «…la proposición intuitivamente captada por los escolásticos medievales, y que quizá contiene un elemento de verdad respecto del cual invocaban el apoyo de la “Política” de Aristóteles es que el dinero en el sentido de moneda es estéril y no puede producir ningún excedente cuando sirve meramente para facilitar los intercambios en economías que no producen ningún excedente».

Queda claro que el dinero en si mismo no es el origen del “mal”, pero entonces, ¿de donde procede esta malignidad atribuida a la usura y el interés? Lo encontraremos en el razonamiento desarrollado en una obra titulada “De usuris” (1270 aprox.), cuya autoría se atribuye a un discípulo de Santo Tomás, Gil de Lessines filósofo, geómetra, astrólogo, historiador y teólogo belga, en dicha obra la cuestión planteada no es otra que, el tiempo al no ser una propiedad privada no puede ser vendido a un acreedor para el pago de compensaciones dinerarias, el tiempo era considerado propiedad de Dios exclusivamente y por lo tanto no podía ser apropiado por nadie, el usurero era considerado así pues, un ladrón de tiempo y un alma impía. Se puede afirmar sin temor a errar que Santo Tomás estuvo a punto de descubrir el concepto de la tasa de interés (interés de una unidad de moneda en una unidad de tiempo o el rendimiento de la unidad de capital en la unidad de tiempo).

El Tribunal Supremo en España a través de dos sentencias ha sido el encargado de perfilar cuándo existe la usura. Así pues, se consideran excesivos los tipos de interés en los casos que:

  • Superen sustancialmente el interés normal.
  • Exista una desproporción con las circunstancias del caso.
  • Exista una situación de inexperiencia, angustia o de facultades mentales limitadas en la persona que ha solicitado el préstamo.

Como curiosidad indicar una de las escenas de la gran película Faraón del director polaco Jerzy Kawalerowicz (1966) en la que el comerciante y prestamista fenicio Dagón argumenta que cobrar el mismo importe de intereses que capital prestado es completamente legal (casualmente tal y como afirma el Artículo I de la Ley Azcárate de 1908 española sobre la usura), de igual manera son interesantes otros conceptos financieros que aparecen en dicha escena tales como la capacidad de endeudamiento del prestatario (solicitante del préstamo), tiempo de retorno del capital, etc… ya presentes desde hace mas de 2000 años.

Pero volvamos a los siglos XVI-XVIII, punto en el que comienza la Edad Moderna tras la Baja Edad Media (sXI-XV) donde comenzamos a asistir a esta transformación social imprescindible para la formación de las sociedades modernas.

Si bien el acontecimiento clave del inicio de esta etapa es el descubrimiento de América (1492) este periodo va a venir marcado por conceptos clave como la razón, la comunicación y el progreso, términos completamente opuestos a la corriente dominante en el periodo anterior de la Edad Media, que sin duda fue de un significativo retroceso en todos los ámbitos de la vida (científico, cultural y político). Es en este periodo donde se va a producir un desarrollo espectacular de las fuerzas económicas y sociales, el capitalismo y la burguesía con nuevas características que vendrían asociadas a los mismos.

Sin embargo, no podemos comprender esta transformación acelerada del mundo hacia una nueva etapa de progreso sin tener en cuenta actores fundamentales que posibilitaron el avance de la ciencia y consecuentemente la transformación de los métodos de producción industrializando muchas áreas económicas que previamente se realizaban de forma manual y artesana.

Entre los protagonistas principales de esta época encontramos a René Descartes, filósofo-científico francés que en su “Discurso del método” (1637), además de establecer la duda como axioma fundamental para llegar a la verdad a través de las ciencias incorporaba el apéndice “La geometría” que relacionaba por primera vez nociones del álgebra con objetos geométricos, dando lugar a la aparición de la geometría analítica o cartesiana (de Cartesius, Descartes en latín). Subrayar que el Discurso del método fue escrito en lengua francesa, lo cual rompía con la tradición que hacía del latín la lengua culta. Descartes pretendió con ello hacer una obra que fuese accesible a todo el mundo, incluso a quienes fueran desconocedores del latín, que eran la mayoría de la población.

Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) fue otro de los grandes protagonistas de esta época y el último filósofo multidisciplinar, a partir de él surgió la especialización de los pensadores, sus aportes fueron innumerables en las áreas de la metafísica, epistemología, lógica, filosofía de la religión, así como en la matemática, física, geología, jurisprudencia e historia. Por si esto fuera poco fue el creador del sistema binario posteriormente utilizado por Claude Shannon en su teoría de la comunicación así como inventor del cálculo infinitesimal en el área de las matemáticas. Su aportación filosófica (metafísica) mas relevante fue “La monadología“. Las mónadas son al ámbito metafísico, lo que los átomos, al ámbito físico.

Otro de los actores fundamentales fue Isaac Newton, padre de la física moderna clásica, a través de su obra “Philosophiæ naturalis principia mathematica” o también conocida como “Principia” (1687) donde publica los fundamentos de la física y de la astronomía formulados en el lenguaje de la geometría pura, concretamente la Ley de la Gravitación Universal y las tres leyes del movimiento (la ley de la inercia, la relación entre fuerza y aceleración y la ley de acción y reacción).

Igualmente hubo muchos otros científicos y matemáticos como Abraham de Moivre, buen amigo de Isaac Newton y del astrónomo Edmond Halley que definió en su publicación “Doctrina del azar” (1718) las bases de la estadística y probabilidad modernas aplicadas entre otras a las compañías de seguros (que comenzaban a aparecer en los siglos XVII y XVIII) o Antoine Lavoisier, con su “Tratado elemental de Química” (1789), quien asentó los fundamentos de la química moderna.

En el ámbito de la mecánica cabe mencionar inventos como el de la máquina de vapor del escocés James Watt (1765) lo cual propició la aplicación de la fuerza mecánica del vapor revolucionando los sistemas de producción industriales, o la Hiladora Jenny (1764) inventada por el inglés James Hargreaves que revolucionó la producción textil en Inglaterra, y otros muchos como los avances en litografía o la batería de Alessandro Volta, todo ello representaba un salto cuantitativo y cualitativo que contribuiría al desarrollo de una nueva economía de mercado y al surgimiento de la primera Revolución Industrial en 1760. En 1800 el trabajo que hacían antes 1.600 obreros, podían ejecutarlo 35 con ayuda mecánica.

Por citar algunos datos estadísticos decir que la flota mercante de la Gran Bretaña, que en 1780 era de 619.000 toneladas, llegó en 1800 a 1.698.000, lo cual significa un aumento de 174% en sólo 20 años. Las importaciones inglesas en el año de 1700 fueron de 7 millones y medio de libras esterlinas y un siglo más tarde, es decir, en 1800 de 44 millones. Las exportaciones llegaron apenas a 6 millones de libras en 1705 y a 30 millones en 1800. Estos datos sobre comercio exterior han sido tornados de la obra del historiador francés Henri SéeOrigen y Evolución del Capitalismo Moderno” en ellos se puede apreciar sin duda alguna el crecimiento exponencial de la producción con su correspondiente repercusión en la economía nacional inglesa.

Todos estos avances en lo científico, económico y social dieron lugar en Europa a una corriente política y económica denominada Mercantilismo, modelo vigente hasta la segunda mitad del siglo XVIII, sin embargo el mercantilismo necesitó de la existencia de dos condiciones previas para su desarrollo, la primera de ellas fue el hecho de superar el freno moral y religioso que la muy influyente Iglesia Católica imponía a la población cristiana, no olvidemos que los actos de la vida cotidiana estaban prácticamente dirigidos por criterios y normas morales religiosas. La segunda condición fue la existencia y circulación por Europa de metales preciosos, sin estos las grandes naciones no podían entrar de lleno en la economía monetaria, fue sin duda el descubrimiento de América y el traslado a Europa de ingentes cantidades de plata, oro y piedras preciosas (aproximadamente según los registros unos 185.000 kilos de oro y 25.000.000 de kilos de plata) lo que produjo un enorme impulso a la actividad de prestamistas, banqueros y comerciantes a lo largo de los siglos XV y XVI, este crecimiento de actividad económica se tradujo en un enriquecimiento de la clase burguesa que comenzaba a ostentar lujo y comodidades, a imitación de la nobleza, puesto que las monarquías hay que considerarlas como un conjunto de nobles donde uno de ellos, el mas noble de todos, es coronado rey.

Por lo tanto, se dan todos los componentes necesarios para el nacimiento de esta corriente político económica del mercantilismo, la expansión de una nueva clase social adinerada (burguesía) que imita a la nobleza y propaga el lujo a través de la acumulación de riquezas, la abundancia de metales preciosos en Europa que fomentan el comercio y la actividad prestamista-bancaria, y finalmente la eliminación del obstáculo moral y religioso al surgir la posibilidad de redención del pecado (y salvación del alma pecadora) mediante la nueva figura del purgatorio.

Lo que está ocurriendo durante estos siglos en Europa es un cataclismo intelectual y espiritual, con pensadores como Locke en el siglo XVII difundiendo su filosofía donde afirma la igualdad natural de todos los hombres entre si (jurídicamente también), por lo tanto las monarquías dejaban de tener su origen en el designio divino pasando a ser un hecho social producto del consentimiento popular, todas estas premisas sentarán las bases de los posteriores acontecimientos sociales en Europa. En esta etapa los escolásticos empiezan a darse cuenta de que el dinero si puede tener un valor más allá de las transacciones y se empieza a aceptar un nuevo criterio de tipo de interés que, en cierto modo, disuelve el concepto de usura como actitud pecaminosa e inmoral para ir transformándose en una visión y concepto utilitarista del dinero, tengamos en cuenta que en esta Edad moderna ya se distingue entre dos ideas bien distintas, el dinero acumulado y el dinero circulante.

No hay que olvidar que los cambios sociales profundos son siempre originados por cambios económicos y éstos por las modificaciones que introduce la técnica en las métodos y sistemas de producción. Tal es cierta esta afirmación que seguidamente el mercantilismo comienza a transformarse a raíz del pensamiento económico revolucionario que se inicia al entrar la segunda mitad del siglo XVIII con la publicación de la obra “Cuadro Económico” de Francisco Quesnay, en el año 1758. Estos nuevos filósofos economistas mas tarde denominados fisiócratas ya comienzan a realizar ajustes en los principios mercantilistas, los cuales se basaban en:

  • Poseer una balanza comercial excedentaria.
  • Acumulación de materiales preciosos dentro de la nación (plata y oro).
  • Limitar las importaciones desde el extranjero.
  • Población abundante trabajadora (incluidos niños).
  • Maximización de la producción independientemente del nivel de consumo.
  • Incremento al máximo de los beneficios empresariales.
  • Proteccionismo estatal.

Posteriormente al mercantilismo surgieron conceptos pre-liberales que consistían en asumir un orden natural basado en la propiedad, en la libertad (económica) y en la seguridad, puesto que estaban fuertemente vinculados a la actividad económica de la burguesía, responsable de la producción de artículos manufacturados, por lo tanto, necesitaba de libertad de acción en todos sus ámbitos. Hay que subrayar también que preceptos basados en tales características no siempre han existido a lo largo de la historia.

Será en el siglo XVIII cuando resultado de la progresiva separación entre el mercader de “mercancías físicas” y aquel que se especializó en el comercio de dinero como mercancía, de esta especialización surgirá la figura del banco, esos primeros banqueros se convirtieron en pilares financieros fundamentales de los gobiernos, bancos públicos como los de Venecia y Génova surgieron en los siglos XIII – XV. En el siglo XVII fueron fundados los bancos de Amsterdam (1609), de Inglaterra (1692), Estocolmo (1661) y de San Carlos en España (1782) que fueron organizados por banqueros, negociantes y comerciantes.

Tras la Revolución Industrial, a finales del siglo XIX (1840 aprox.), comenzó un gran crecimiento de la población en Europa asociado al inicio de la revolución demográfica. Durante el período 1700-1900 el continente europeo llegó al triplicar su población inicial de 125 millones de habitantes pasando a unos 400 millones aproximadamente lo cual explica la causa del surgimiento de las grandes ciudades y el despegue del capitalismo moderno, para mas referencias recomendar la lectura de “La rebelión de las masas” del gran filósofo español Ortega y Gasset donde se expone ampliamente este fenómeno y otros muchos relativos al desarrollo social y económico del siglo XX, pero esto lo veremos en el próximo y último artículo de esta serie dedicada al origen del capitalismo donde finalizaremos con el análisis del paradigma actual del hiper-capitalismo.

Fin Parte II.


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