No luches con monstruos, o te convertirás en un monstruo, y si te asomas al abismo, el abismo también se asomará en ti.
Friedrich Wilhem Nietzsche
Con esta cita que cierra la obra Watchmen Alan Moore lo vuelve a hacer, es cosustancial a su estilo y a su manera de ver e interpretar la realidad, todo pasa por el filtro de su visión anarco-revolucionaria donde nada parece ser lo que es. En esta ocasión Moore nos trae una historia de superhéroes surgidos entre las década de los años 40. Sin embargo, estos superhéroes veremos cómo poseen una doble cara no mostrada hasta ahora en el arquetipo clásico del superhéroe, nuestros protagonistas están dotados de una faceta humana que en muchas ocasiones posee incluso mayor peso que la heróica sobre todo desde la perspectiva singular de las debilidades humanas, Moore explotará este recurso durante los 3 tomos de Watchmen haciéndonos sabedores de las miserias y trapos sucios de los protagonistas, sus vidas oscuras y opacas, planas, sin ningún trasfondo heróico o excepcional, seres de carne y hueso que sufren y padecen como los demás e incluso llegan a pagar sus errores con sus vidas, esto es, Moore realiza una deconstrucción del concepto de superhéroe en esta obra. Y es que esos son los superhéroes que le interesa mostrar a Moore, mitos deconstruidos que se anticipan a series actuales como The boys o The umbrella academy que han seguido la senda del creador, el grandísimo autor indiscutible que es Moore. Igualmente Moore explotará lo que para él es una constante en su obra, el control e influencia del Estado sobre las vidas de los ciudadanos, un concepto cercano al materialismo histórico de Engels que a Moore le fascina, y sobre todo una cuestión clave, ¿Quién controla al Estado?.
Esta obra de Moore escrita a mediados de los años 80 sigue la trama clásica de superhéroes donde estos surgen como aliados de una superpotencia, los EE.UU., aliándose con el gobierno en pro de conseguir una hegemonía mundial superior al otro bloque político, la URSS, recordemos que estamos en plena guerra fría, es un periodo de tensiones, y cualquier apoyo puede ser decisivo para inclinar la balanza del poder. Sin embargo, todo esto no le interesa demasiado a Moore, que utiliza el contexto tanto histórico como físico para profundizar en lo que es de su verdadero interés, las personalidades atormentadas de los protagonistas principales, Rorschach, Dr. Manhattan, El comediante, Espectro de Seda y Búho Nocturno, Adrian Veidt “Ozymandias”, el grupo de superhéroes llamado Los vigilantes.
En el apartado gráfico tenemos a Dave Gibbons, gran dibujante que aportaría su estilo particular muy limpio, detallista, maestro en la composición de los planos y el desarrollo de la acción. Éste realiza un diseño la estructura del comic en páginas divididas con viñetas en estructura de 3×3 para narrar el desarrollo de la historia. Dave comenzó su andadura profesional allá por el año 1973, un dibujante experimentado y con un estilo clásico muy conseguido, obtuvo un Premio Hugo en la categoría de Otras Formas junto al escritor Alan Moore por Watchmen (1987), el premio Jack Kirby al año siguiente, y otros con trabajos tales como la saga de Martha Washington junto a Frank Miller.
En el año 2009 el director de cine Zack Snyder llevó a la pantalla la obra de Moore, una adaptación de casi tres horas de duración donde se nos cuenta la historia de Los vigilantes en lo que para mi es una película más que correcta, fidedigna al cómic y que es capaz de transmitir las sensaciones de la novela gráfica al espectador, el aspecto oscuro y sombrío del entorno, las vidas truncadas de los protagonistas… todo está presente y con el estilo particular de Zack Snyder, tarea nada sencilla para una obra que si algo tiene es profundidad psicológica en la construcción de los antihéroes que nos presenta. Esta no es otra película al uso de superhéroes sin duda alguna.
Otro aspecto remarcable es el entintado de la obra, de la mano del ilustrador John Higgins, éste utiliza una paleta de colores muy vivos que nos recuerda al estilo de los cómics de la época donde se desarrolla la acción, aproximadamente la década de los 60 dándole al cómic un efectismo tan particular como inusual, quizás lo que se esperaba era encontrar tonos oscuros, pobres, apagados, sombríos… sin embargo toda la obra posee un colorido increíble en contraposición a la oscuridad moral de los personajes, este contraste entre el color y lo oscuro, la luz y las sombras, constituyen lo disruptivo en la obra de Moore, la realidad es un cáncer que destroza y consume la moral de los superhéroes.
Toda esta técnica de dibujo con trazo limpio, el entintado, la estructura de rejilla de 3×3 irá conformando el estilo estético de Watchmen, muy llamativo y visual, sin embargo donde más resplandece la obra es en el desarrollo de las personalidades de los protagonistas y el mensaje entre líneas de la misma.
¿Quién vigila a los vigilantes? ·Quis custodiet ipsos custodes?
Sátira VI del poeta Décimo Junio Juvenal (siglo I – siglo II).
Si bien cabe empezar por el principio, por plantearnos la cuestión principal que es la de conocer el origen de los superhéroes, estos seres a medio camino entre los hombres y los dioses, dotados de capacidades extra-humanas que los hacen posible llevar a cabo proezas absolutamente fuera del alcance de los simples humanos, y es que tenemos que remontarnos a la mitología griega y babilónica para entender esta fascinación antropológica del ser humano por crear seres superiores, algunos ejemplos de ello son los héroes legendarios mitológicos Gilgamesh, Perseo, Odiseo (Ulises) y semidioses como Hércules. Todos ellos ya clásicos de la literatura helénica clásica. Tengamos en cuenta que la palabra superhéroe es un vocablo moderno, este se remonta a 1899, aparecido en la obra británica de 1903 “The Scarlet Pimpernel “, esta y sus derivados popularizaron la idea de un vengador enmascarado y la figura de superhéroe con una identidad secreta. Esto está presente en Watchmen, pero visto desde la perspectiva de la decadencia, es decir, personajes en el crepúsculo de sus vidas abatidos por enfermedades y la vida misma, como magníficamente representó Don Siegel en la película de western crepuscular “El último pistolero” donde veíamos a un John Wayne ya obsoleto (y enfermo de cáncer como alguno de los personajes de la obra de Moore), perteneciente a otra época pasada y que no encuentra su lugar en la época actual. En Watchmen Moore hace protagonista este enfoque, para mostrarnos las vidas pasadas a la vez que remarcar las miserias y debilidades humanas, el alcoholismo, la drogadicción, la venganza, el rencor, la infidelidad, todas las carencias atribuibles a los humanos están más presentes que nunca en estos superhéroes que han sucumbido tanto a la realidad como al caos social. La visión de Moore es completamente pesimista, es decir, nada puede acabar bien, por que la vida y las sociedades que hemos creado no son un entorno pacífico donde habitar.
Utilizará Moore al personaje de Rorschach para conducir la trama de la obra, consistente en averiguar por qué sucedió la muerte de El Comediante, una trama un tanto delirante que en mi opinión tiene el propósito de mostrar toda la faceta humana de los vigilantes y el entorno político-social, y por cierto, entrará en este juego el dilema de estar tanto dentro como fuera de la ley según capricho de los políticos y el gobierno, lo cual aviva la sensación de incertidumbre en cuanto donde se encuentran situados nuestros protagonistas, ¿dentro o fuera de la ley? (al igual que Travis Bickle en Taxi Driver de Martin Scorsese). Todo ello con el aforismo constante ¿Quién vigila a los vigilantes?, Alan Moore nos está preguntando entre líneas ¿quién controla al Estado? ¿el Estado controla y manipula a los ciudadanos a través de la prensa y otros poderes fácticos?, esas son las cuestiones que le interesan a Moore plantear en sus obras.
Para concluir decir que Watchmen es una novela gráfica disruptiva, rompedora, increíble, escrita para adultos (al igual que la película), y alineada perfectamente con el estilo de Moore como veríamos en otras obras suyas como V de Vendetta en cuanto al tema social y de confrontación con el poder establecido, al final percibimos a los vigilantes como víctimas del sistema, marionetas al servicio del gobierno. Los personajes poseen una personalidad y profundidad que como es habitual en Moore difícilmente encontramos en otros autores, su construcción es sublime, transmitiendo al lector la sensación de angustia existencial patente en sus vidas y miserias. Y todo esto enmarcado en un contexto de profunda desesperación existencial tal y como comprobamos en las frase final de la novela.
“Estamos solos. No hay nada más“
No hay reseñas todavía. Sé el primero en escribir una.