XIX- A Conchita Piccioto
La convicción es un ancla desterrada,
menos en aquellos ojos,
menos en esa mirada.
Los héroes, pocas veces llevan armas,
nunca dudan, nunca retroceden,
y siempre portan palabras.
En pie frente a la valla,
con la elegancia del orgullo
como suave fragancia,
incomprensibles a un mundo
mortal como cuchilladas.
No hay duda, hay esperanza,
pero escúchame bien, silencio,
sin ellos, no hay nada.