I – Caminando poesía
Cuando el poeta me deja, soy vida,
y cuando la vida me deja, soy poeta.
Que los versos perennes buscan salida,
pues el paso del tiempo les aterra, los envejece,
y a veces mueren en soledad, sin dicha.
Y aunque el poeta, camine siempre poesía,
vive con la asfixia que a la palabra profesa,
pues el verso que se olvida
deja anclas en la conciencia
y el poeta no respira,
si en su aire, no es poeta.