XLI- AL ALBA

XLI- AL ALBA

Al alba,
con Leonard Cohen bajo el lamento, Camarón, Sabina o Triana,
y la lluvia tras la ventana cruzando la senda del tiempo,
escribí un poema ebrio y sombrío
con cigarro y whisky tardío que acunan verdad y mañanas.

Al alba,
bajo el silencio como epitafio la estrofa, la vida, la rabia, surcó el vuelo mi diario
de fobias, complejos y soledades, secretos y boscosos parajes donde el grito se hace escarcha
y gira tardía la cama
qué aborda ruindad de linajes.

Al alba, hora maldita,
el yugo que aprieta y grita va sentenciando palabras,
mientras la libertad de vida franca bajo ataúdes descansa
a golpe de vino y mortajas que acunan silbidos y canas.

Al alba,
como el cortante resuello, como endiablada daga
que amenaza perenne el cuello, va el lindero que no ataja mostrando roídos pañuelos.

Al alba,
al alba murió el invierno
que el verano vomita y aplaca, y la vida contó destierros
que escondidos de día vagan.

Y todo ello, como cantó Aute, temiendo a una madrugada, que vestida de oro y plata
y sin versos que nos pausen, anuncia bajo el lienzo,
la llegada de la parca.

Todo ocurrió, tal y cómo lo cuento, con alcohol como veneno
y el llanto como guarda, a la salida del sol,
frente al abismo del cielo,

Al Alba.

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