XLV- LENTAMENTE
Lentamente se adueña
con su odio y su aire sombrío,
de una brisa que ayer estío
hoy es canto y sólo pena.
-¡Ríndete esclavo!-
grita desde el escaño,
-¡Hoy tu alma se envenena!
y hecha de aire y esparto
va tu ira sobre venas,
mostrando al mundo que soy
de tu alma santo y seña-.
Mas tras el tranquilizante
asoma el abismo vacuo
y llega mi mano al estante
que es silueta y es oráculo
mientras veo que mi semblante
ira trae tras su letargo.
Y luego la imagen,
y luego el llanto…
Lentamente, en mí,
sin dejarme, sin descanso…