XXIV- De estas manos
Ni dios, ni patria, ni Estado,
ni banderas por las que morir,
ni mentiras ni fuego exaltado,
harán cargar mi fusil.
Que no me busquen las piedras
hoy de nuevo teñidas de gris,
que inundan las calles de telas
amenazas, oscuridad y fin.
Voy caminando entre adoquines
bajo una lluvia plomiza,
mientras la sangre enfermiza
baja erguida entre cisnes y
mi mirada febril
apenas ya se escandaliza.
Ni dios, ni patria, ni Estado,
habrán de hacerme partir,
de estas manos mi ideario
de esta alma mi confín.
Y va invadiendo la ira,
pieles y mantas,
Ebro y Guadalquivir,
la sin memoria y la nostalgia,
el vuelo alado del Cid.
Y ya está de nuevo España
dispuesta a matar y a morir,
a mí ni dios ni patria ni Estado
habrán de hacerme partir,
de estas manos mi ideario,
de esta tierra, mi país.